Calor, sequías, tormentas de polvo y lluvias torrenciales: lo que espera en el Mediterráneo

by Ehsan

Calor, sequías, tormentas de polvo y lluvias torrenciales: lo que espera en el Mediterráneo

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Inundaciones en Izmir, Turquía, en diciembre de 2020. (Foto: Agencia Anadolu vía Getty Images)

Inundaciones en Izmir, Turquía, en diciembre de 2020. (Foto: Agencia Anadolu vía Getty Images)

Inundaciones en Izmir, Turquía, en diciembre de 2020. (Foto: Agencia Anadolu vía Getty Images)

El Mediterráneo oriental y Oriente medio son «un punto caliente» del clima climático y, sin acciones decididas, se espera que las temperaturas lleguen hayan aumentado cinco grados este siglo, además de producir una serie de fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes.

Olas de calor, sequías, tormentas de polvo y lluvias torrenciales, con importantes efectos sobre las personas, “serán pronto una realidad” a menos que se tomen medidas climáticas inmediatas, ambiciosas y transfronterizas.

Así lo indica un informe qu’publica Reviews of Geophysics, que identifica esas dos zonas como «un punto caliente del cambio climático», las cuales están calentando casi dos veces más rápido que la media mundial y más rápidamente que otras partes habitadas del mundo.

Informa del Instituto Max Planck de Química (Alemania) y del Instituto de Chipre, como preparación para la COP27, que se celebrará en Egipto a principios de noviembre, ofrece una evaluación actualizada y exhaustiva de los datos médicos y los análisis climáticos recientes.

El análisis incluye a Arabia Saudita, Bahrein, Chipre, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Grecia, Irán, Irak, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán, Palestina, Catar y Turquía. Una región que se está superando rápidamente en la Unión Europea a raíz de los gases de efecto invernadero y convirtiéndose en «un emisor importante a escala mundial».

Las proyecciones basadas en una trayectoria sin cambios indican, para lo que queda de siglo, un calentamiento global de hasta 5 grados más, que será más fuerte en verano y estará asociado a olas de calor sin precedentes que pueden ser socialmente perturbadoras.

Además, la región experimentará una caída en los niveles de agua que comprometerá la seguridad del agua y los alimentos, explicó el Instituto Max Planck.

Una situación que se espera afecte a “prácticamente todo” de forma grave, con impactos potencialmente devastadores en la salud y el medio de vida de los 400 millones de personas que llegan a estos países y con implicaciones a nivel mundial.

El fuerte aumento de la gravedad y la duración de las olas de calor, las sequías y las tormentas de polvo, así como las lluvias torrenciales, que se prvé que desencadenen inundaciones repentinas, pueden tener «efectos potencialmente perturbadores para la sociedad».

La evaluación también incluye una discusión sobre la contaminación atmosférica y la degradación del uso de la tierra en la región, la consideración de la urbanización, la desertificación y los incendios forestales, e incluye recomendaciones para medidas de mitigación y posible adaptación al clima.

Las proyecciones que asumen que no habrá una acción climática inmediata y ambiciosa para evitar las tendencias actuales «implican una expansión hacia el norte de las zonas climáticas áridas a expensas de las regiones más templadas», destaca el primer autor del estudio Jorge Zittisdel Instituto de Chipre.

Los expertos advierten que el nivel del mar suba un ritmo similar al de las estimaciones mundiales, aunque considerando que muchos países de la zona no están parados para esa circunstancia.

Para evitar los fenómenos meteorológicos más extremos en la región, urge una acción climática inmediata y efectiva, así como una mayor colaboración entre los países para evitar impactos adversos.

El estudio indica que la acumulación de los principales objetos del Acuerdo de París podría estabilizar el aumento anual de la temperatura en la zona en un nivel de 2 grados para finales de siglo, ante “los devastadores 5 °C que se previenen en un sin cambios de escenario”.

Para él, la necesidad de cumplir los objetivos de ese acuerdo «es ahora más importante que nunca», dijo Jos Lelieveld, director del Instituto Max Planck de Química.

Este artículo apareció originalmente en El HuffPost y ha sido actualizado.

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